miércoles, noviembre 01, 2006


Ironías de la vida
Desde muy chica le tuve miedo a los hospitales, no me gustaba nisiquiera pasar por fuera. Pero como la vida tienes miles de vuelta y suele ser un poco irónica, terminé trabajando en un hospital, específicamente en la Unidad de psiquiatría infantil. Hace menos de un año comencé mi trabajo en esta hermosa y particular unidad hospitalaria como psicóloga a cargo de un programa.
Partiré por contarles, algo de mi lugar de trabajo para que lo conozcan y se familiaricen con la gente, ya que éste, será un espacio para contarles las peripecias de una psicóloga común y silvestre en una unidad con pacientes y compañeros de trabajo ni tan comunes, ni tan silvestres.
Cuando llegué en Marzo, el ambiente se veía bastante formal, no digo que ahora no lo sea, pero era bastante más relajado de lo que parecía al principio. Las relaciones son bastante buenas, hay muchas risas, algo de sarcasmo y bromas frente a casos de tal gravedad, que si no nos reímos un poco de las situaciones terminaríamos igual de mal que nuestros pacientes ...o que sus padres?, bueno ahí lo iremos aclarando en el camino.
Ya llevo varios meses en la unidad y les puedo contar que hay de todo un poco. Psicólogos más serios, formales y resposables y otros menos serios (entiéndase que no me refiero al trabajo, sino que a lo cotidiano) y distraídos.
Como suele decir el adagio popular "en casa de herrero, cuchillo de palo", nosotros no somos la excepción y tenemos:
  1. Un psicólogo a cargo de la Unidad de Déficit atencional, que padece del mismo mal, que pese a ser un tipo brillante, hace cosas tales como; como llamar a los pacientes por teléfono marcando el número de ficha o citarlos en día festivo, eso si que es Déficit atencional del puro!!Obviamente cambiaré los nombres de mis amados compañeros de trabajo, para que nadie se ofenda, pero se que cada uno se reconocerá. A este simpático psicólogo lo llamaremos, Edmundo Blanco, para protejer su identidad.
  2. Una psicóloga a cargo del programa de esquizofrenia que es la paz absoluta, no se altera con nada, cuando te habla, te sientes culpable de todas las veces que levantaste la voz durante el día y de todos tus demás pecados.
  3. Una psicóloga en reemplazo, que a la pobre no le han dado más pega por falta de tiempo no más, pero ella es un claro ejemplo de que tenemos vocación por el asunto, porque eso si; mis compañeritos son todas almas con vocación de servicio.
  4. Yo, a cargo del programa de trastornos ansiosos que tomo ravotril en cantidades industriales para combatir el colon irritable, bombas para parar el asma y una que otra psomatización más que tengo bajo control, por ahora.
  5. Hay más gente en la unidad ,pero les iré contando de a poco sobre ellos a medida que les vaya narrando nuestras historias en el hospital...ah... y están las psiquiatras...pero de ellas si que definitivamente les cuento después, ahí si que hay material.
  6. También están nuestros queridos pacientes, que en estricto rigor son los niños, pero nuestra pega implica trabajar también con los padres. Ellos merecen un blog aparte, pero los incluiremos aquí.

Suele suceder que los padres no sepan cómo se llama la psicóloga que atiende a su hijo. Entonces comienzan a describirte a la susodicha y ahí empiezan a sacar los defectos de la gente, como si uno no se ofendiera también, que no saben que los psicólogos somos los más sensinbles???

Mamá: Tengo hora con la psicóloga.

Secretaria: Con qué psicóloga

Mamá: es que se me quedó la citación.

S: Y cómo se llama la psicóloga?

M: Ay...es que no me acuerdo... pero es una bajita, morenita o una bien palidita ó una bien flaquita, etc.

Y ahí la Monito (secre) comienza a adivinar de quien se trata. La única vez que sabemos a quien buscan con certeza, es cuando se trata de Edmundo ( psicólogo del déficit atensional), porque ahí, imperando el machismo, la visión ansalsada de los hombres en este país y el arrastre que Blanco tiene con las madres de sus pacientes (sin que se lo proponga), preguntan por: el "Dr. Blanco". Los psicólogos jamás hemos sido doctores, pero eso es algo que la gente no tiene muy claro al parecer, y una que otra vez nos llaman doctora a nosotras también, pero con Blanco nunca falla.

Bueno, otro día les cuento más, porque permitanme decirles que falta mucha gente acá y la pura secre merece historia a parte.

Ahí nos vemos

Leonor

1 comentario:

Francisca Anfossi dijo...

jajaja me rei demasiado...pero ciertamente es la pura verdad

porsiaca bienvenida al club ravotril!!! que ya somos muchos!!

Besotes y ha sido un gusto saber mas de tu vida, ya lo estaba esperando...